“La innovación es lo que distingue a un líder de los demás”. Esta es una de las célebres reflexiones que se le atribuye al fallecido Steve Jobs, creador de Apple. Y aunque seguramente no se refería a los países, este bien sirve para explicar la situación de España en I+D. En concreto, el país invirtió en el año 2016 un 1,19% del Producto Interior Bruto (PIB) –a nivel público y privado-, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Este porcentaje está lejos del 2% de media que tiene la Unión Europea y del objetivo del 3,3% que fija la Comisión Europea para el año 2020. Inalcanzables parecen países como Alemania, Francia, Suecia o Austria. Eso sin contar Estados Unidos, cuya inversión fue de un 25,5% del PIB o China, con un 27,8%, es decir, cinco veces más que todo el viejo continente.
Las grandes empresas de Estados Unidos tampoco se quedan atrás. Amazon, la que más invierte del mundo, destina 23.000 millones de dólares –unos 20.000 millones de euros- al I+D, según el portal Recode. Es decir, casi el doble que España entera. El gigante tecnológico, dirigido por el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, se sitúa a la cabeza al destinar sus recursos en negocios como la nube Amazon Web Services (AWS) o su asistente personal Alexa.
Por lo general, las compañías tecnológicas lideran los rankings de empresas que más invierten en I+D. Tras Amazon, se sitúan Alphabet, con 16.600 millones de dólares (más de 15.500 millones euros); Intel, con 13.100 millones, es decir, casi 11.500 millones de euros); Microsoft, con 12.300 millones (casi 11 millones de euros); y Apple, con 11.600 millones (10.200 millones de euros). Todas ellas, otra vez, por delante o muy cerca de lo que destina España. El caso de la compañía de mensajería es especialmente llamativo, ya que dobla a la quinta en la lista.
Junto a Portugal y Finlandia, España es uno de los pocos países de la Unión Europea que no ha recuperado los niveles de inversión en I+D de antes de la crisis, según los datos del informe COTEC . En concreto, el año 2008 se presenta como clave para el país. En concreto, entonces se invirtió un 1,35% del PIB, es decir, 14.701 millones de euros, según los datos del INE.
En porcentaje con respecto al Producto Interior Bruto, en el año 2010 se alcanzó el máximo con un 1,4%. Con la llega de la crisis pasó al 1,3 en el año 2012, ,.27 en el 2013, y 1,24 en el 2014. En la actualidad, se sitúa en el 1.19% del PIB, lo que supone la pérdida de 2,1 puntos y una caída constante, que todavía no se ha recuperado.
En millones de euros, en cambio, el año señalable es el 2008, el que más dinero se ha invertido, con 14.701 millones de euros. En el extremo contrario se encuentra el 2014. Entonces tan solo se destinaron 12.820 millones a esta causa. El pasado 2016, el último del que se tienen datos, la cifra repuntó hasta los 13.260 millones de euros, un 0,6% más con respecto al 2015, pero con un 9.8% de descenso si se compara con el 2008. En concreto, 1.441 millones menos.
Teniendo en cuenta estos datos, no es de extrañar que la OCDE en un reciente informe recomendara a España aumentar el gasto y mejorar el comportamiento del mercado de trabajo, reduciendo la temporalidad y el despilfarro en términos de capital humano. Sin embargo, un tejido empresarial basado en Pymes, la tardía industrialización, la poca importancia de la investigación y la falta de empresas propensas a ello lo ponen complicado.