La antropóloga Giulia Mensitieri ha revelado lo que esconde el mundo de la moda en Francia en un trabajo de tesis publicado como libro. La estudiosa deja al descubierto la vida de precariedad de diseñadores, maquilladoresm costureras, sastres y otros que trabajan para famosas marcas que no les pagan.
Mensitieri, entrevistada para The Guardian, cuenta el caso de una estilista italiana Mia, que se malvivía en París: "Llevaba zapatos de Chanel y un bolso de Prada, pero yo no podía imaginar la situación en la que se encontraba. No podía permitirse el lujo de alquilar una habitación, por lo que vivía con un amigo y dormía en un sofá que daba a la cocina".
La situación de Mia refleja lo que algunos titulares franceses definieron como 'el despiadado mundo de la moda'. Siempre hablando de esta mujer que "a veces no tenía dinero ni para pagar la factura de su teléfono. Comía en McDonald's todos los días. Nunca sabía cuándo le pagaría por un trabajo y cuánto obtendría."
Y esto, según la antropóloga francesa significa "que trabajar en la moda es ser visto con una vestimenta constantemente actualizada de ropa y accesorios preciosos y caros, pagados con vales como el que Mia recibió en lugar de un salario.
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Giulia Mensitieri cuenta el fondo de un mundo en el que todo parece brillo y esplendor. Se viaja en primera, se usa buena ropa y te rodeas con lo máximo de la alta costura, pero en realidad todo es frágil y engañoso. "Por una semana de trabajo una marca de lujo le dio (a Mia) un cheque por valor de 5.000 euros para gastar en su boutique".
Para su tesis, la estudiosa ha entrevistado a 50 personas, lo que ha provocado las críticas del sector, que se siente atacado por el libro de Mensitieri. Alegando que esta cifra no es seria para llegar a la conclusión de las miserias de la moda. El único que ha expresado abiertamente contra el libro ha sido Jean Paul Gaultier quien explicó que "la moda es como cualquier industria, que la moda es una familia".
Para su autora, lo más importante de su libro es que "cuando pensamos en la explotación de la moda, pensamos en tiendas en el extranjero o en el acoso sexual de modelos. Pero eso no es lo que me interesaba. Quería reflejar el lado creativo: estilistas, maquilladores, jóvenes diseñadores, becarios, asistentes. Lo que realmente quiero dejar claro es que la explotación existe en el corazón mismo del centro poderosamente simbólico y económico de las maisons de couture; las grandes marcas de lujo, pero es una forma diferente de explotación. "