La forzada sonrisa de Brie Larson al anunciar el Oscar al mejor actor en la pasada edición de los Oscars, era un preludio del ‘papelón’ que un año después se le vendría encima a Cassey Afleck. El actor renuncia a la tradición de entregar la estatuilla a la mejor actriz en la edición de este año y asegura que no asistirá a la entrega de premios.
Según medios americanos, Affleck teme verse envuelto en una posible controversia generada por el aluvión de casos de agresiones sexuales a mujeres en Hollywood. Dos mujeres, compañeras de trabajo del actor, le denunciaron por acoso sexual en 2010. El caso se cerró con un pacto entre acusación y defensa, pero la prensa norteamericana rescató la noticia el año pasado, mientras Affleck se encontraba en plena promoción de ‘Manchester frente al Mar’. Aun así, la Academia premio su trabajo y Affleck se alzó con la estatuilla.
Para evitar futuros errores, este año los Oscars han apartado de su entrega a otros actores envueltos en denuncias similares, como el caso de James Franco, olvidado en las nominaciones, aun partiendo como favorito por su trabajo en ‘Disaster Artist’.
Los movimientos “Me Too” y “Time’s Up”, que animan a las mujeres a denunciar los casos de abusos sexuales, no solo han marcado el devenir de las últimas nominaciones a los premios de la Academia, sino que también consiguieron convertir los Globos de Oro en un acto de reivindicación por la igualdad de géneros y el respeto a las mujeres.