El Museo J. Paul Getty compró en 1977 la estatua –cuya antigüedad se remonta a los años 300-100 a.C– a un marchante de arte alemán, Herman Heinz Herzer, y pagó por ella casi cuatro millones de dólares (unos 3,5 millones de euros). La escultura estuvo perdida durante siglos y fue reencontrada en 1964 por pescadores en la costa adriática de Italia.
Ahora el referido tribunal superior confirmó el fallo de un juzgado de la región de Marcas, donde fue descubierta la estatua, que dictaminó que la obra en cuestión pertenece al Estado italiano. Se alega que fue sacada a escondidas del país, sin licencia de exportación, informa RT.
Alberto Bonisoli, ministro de Cultura de Italia, considera que las autoridades estadounidenses tienen que "actuar lo antes posible para posibilitar la restitución de la estatua a Italia".
Sin embargo, parece que la batalla legal continuará, ya que el museo norteamericano rechazó de inmediato la sentencia del tribunal y dijo que no tiene intención de devolver esa valiosa obra.