Los otros 10 condenados a prisión permanente revisable, además de Ana Julia Quezada
Ana Julia es la primera mujer en España con este tipo de condena
Ana Julia Quezada ha sido declarada como la autora de un delito de asesinato con la circunstancia agravante de parentesco, por lo que ha sido condenada a la pena máxima existente en nuestro país. La sentencia indica, tal y como estimó acreditado el jurado popular tras siete sesiones de vista oral, que Quezada dio muerte a Gabriel Cruz de manera "intencionada, súbita y repentina" y que falleció a consecuencia "de la oclusión de los orificios respiratorios, por asfixia mecánica por sofocación" según declararon los peritos-forenses en sala de acuerdo al informe de autopsia incorporado a la causa.
Ana Julia se convierte así en la persona número 11 en cumplir prisión permanente, siendo estos los otros 10 presos (hombres) en su misma condición.
El parricida de Moraña: mató a dos hijas con una radial
David Oubel Renedo llamó a la Guardia Civil para advertir de que iba a matar a sus hijas y, posteriormente, se iba a suicidar. Así lo hizo. Les cortó el cuello a las dos pequeñas de 4 y 9 años con una sierra radial y, después, se rajó las muñecas con la misma arma. La policía lo encontró semiinconsciente y más tarde se supo que había cometido el asesinato para vengarse de su exmujer, a quien tenía que devolver a las niñas al día siguiente.
El asesino del carnicero de Icod: mató a un abuelo con discapacidad
Sergio D.G. fue condenado por asesinar a puñaladas al abuelo de su novio, para vengarse después de que ella le dejara. Le asestó 30 puñaladas con el cuchillo que llevaba y otros que había en la casa, aprovechando su condición de especial vulnerabilidad: estaba en silla de ruedas, afectado por un ictus que le impedía defenderse.
Daniel lanzó a un bebé por la ventana porque era "la semilla del mal"
Un Jurado popular declaró "culpable" por unanimidad a Daniel M. de matar a una bebé de 17 meses en 2016 en Vitoria. Lo tiró por la ventana. Él mismo reconoció haber lanzado a la niña por la ventana, aunque alegó siempre que lo hizo porque vio en ella a la "semilla del mal" y porque se sentía como un "ángel" que tiene la misión de "salvar el mundo".
El asesino de Pioz: descuartizó a sus primos y a sus tíos
Patrick Nogueira descuartizó a sus tíos y sus primos pequeños en el chalet que éstos tenían en Pioz. Les fue liquidando uno por uno. Eligió el momento exacto para llegar a la casa: cuando el padre de la familia estaba en el trabajo. Aparentó buenas formas cargando unas pizzas que se sentó a comer con Janaína y los niños en la cocina. Llevaba encima un cuchillo y se lo clavó en el cuello a su tía. Luego asesinó a los dos menores, de los que dijo por chat que “se abrazaban antes de matarlos”. Después, esperó cinco horas a que llegase su tío Marcos, a quien también mató y, finalmente, los descuartizó a todos.
Marcos Mirás: asesinó a su hijo de 11 años con una pala
“Te voy a dar donde más te duele”. Eso es lo que le dijo el electricista Marcos Miras a su exmujer, poco antes de que matara a su hijo de 11 años con una pala para vengarse de ella. Marcos trasladó el cuerpo de su hijo al monte para esconderlo pero, cuando fue interrogado por la policía, se desmoronó y acabó confesando el crimen. Se había separado de su mujer hacía 7 años, pero no aceptaba el divorcio.
Pablo Catalán: violó y asesinó a una mujer semiinconsciente
La Audiencia de Barcelona condenó a prisión permanente revisable a Pablo Catalán, el estrangulador de Castellar, por violar y asesinar a una mujer aprovechándose de que se encontraba semiinconsciente por el consumo de alcohol, drogas y ansiolíticos. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) aprobó la condena a una pena de prisión permanente revisable; la primera en Cataluña.
Francisco S.G., autor de "uno de los asesinatos más salvajes" acometidos sobre una mujer
Francisco Salvador S.G asesinó a Antonia G.A, con quien tuvo una breve relación sentimental antes de agredirla sexualmente la madrugada del 17 de enero de 2017 en la vivienda de la víctima, en Huércal, Almeria. El asesinato, calificado como “uno de los más salvajes” que se había encontrado el fiscal del caso, fue perpetrado con alevosía y ensañamiento. El asesino la atacó de forma “sorpresiva” al entrar de madrugada en su vivienda. Irrumpió en su dormitorio con un cuchillo y primero la violó. Después llegó a infligirle medio centenar de golpes, le cortó parte de la lengua y le causó lesiones en la boca para evitar que gritara, y tras ello acabó con su vida con un profundo corte en su cuello que le produjo un shock hipovolémico.
Rafael García asesinó a su mujer, enferma y en silla de ruedas
Rafael García, asesinó a su esposa en febrero de 2017 en la calle Romaneros de Mora, Toledo. Se aprovechó de su situación, especialmente vulnerable, con el agravante de parentesco y superioridad: ella estaba en silla de ruedas por padecer enfermedad rara, y no esperaba su ataque mortal. La tiró al suelo y le asestó tres puñaladas con un cuchillo de cocina de 16 centímetros. Lo hizo en presencia de la madre de la víctima y del sobrino, que ni siquiera llegaba a los dos años de edad. El jurado declaró que actuó “plenamente consciente” de sus actos.
Enrique Romay: asesinó brutalmente a una mujer a la que intentó violar
Enrique Romay intentó violar a una vecina de Pilas, Sevilla. Ella opuso total resistencia y el asesino, al no poder abusar sexualmente de ella, acabó con su vida. Fue en marzo de 2017 y lo hizo con alevosía y ensañamiento. La golpeó “en la cara y cabeza” y “la pinchó con el arma blanca que portaba en el abdomen y el muslo”. Su caso supuso la primera condena de prisión permanente revisable en Sevilla.
Roberto Hernández, violó y apaleo a su hijastra hasta matarla
Roberto Hernández asesinó a la hija de su pareja tras violarla vaginal y analmente y propinarla una paliza mortal. Sucedió el 3 de agosto de 2017 en Valladolid, y también la madre de la niña, Davinia Muñoz, fue declarada culpable de asesinato, condenada, además de por su responsabilidad en la muerte, por delitos de maltrato con lesión y maltrato habitual, quedando libre de la agresión sexual padecida por la pequeña.