La revista 'Nature Biotechnology' ha evidenciado mediante este análisis, como esta nueva herramienta puede contribuir a mostrar la aparición de enfermedades de manera más eficiente y rentable, lo que puede ofrecer datos significativos para controlar las epidemias.
De esta manera, los profesionales pueden percatarse de determinados virus de baja intensidad mediante el análisis clínico, una técnica conocida como secuenciación metagenómica. Sin embargo, este enfoque a menudo omite el material viral que se pierde en la abundancia de otros microbios y en la enfermedad del propio ADN del paciente. Mediante la utilización de 'cebos moleculares', los expertos lograron analizar los genomas del virus ébola y lassa.
Requerían de un modelo que permitiese tener una visión integral de las diferentes tipologías microbianas, al mismo tiempo que enriquecían a gérmenes de baja abundancia como el Zika. "Nos dimos cuenta de que podíamos capturar virus, incluida su diversidad conocida, con menos sondas de las que habíamos usado antes. Para hacer de esta una herramienta efectiva para la vigilancia, decidimos intentar atacar a unos 20 virus a la vez, y finalmente escalamos hasta las 356 especies virales conocidas por infectar a los humanos", han concluido.
El modelo 'CATCH' evidenció 18 veces más en la dinámica de secuenciación que antes del proceso, lo que consigue que el equipo reconozca genomas que antes sería más difícil. El estudio se realizó en un total de 30 muestras con contenido conocido que engloba ocho virus.
De esta forma, los coautores de la investigación crearon un subconjunto de sondas víricas dirigidas a zika y chikungunya, otro patología que transportan los mosquitos que se encuentra en las mismas regiones geográficas. Las sondas diseñadas por 'CATCH', a su vez, destaparon el virus que afloró meses antes de que el análisis pudiese ser efectuado.
Te interesa:
Se descubre un virus en el océano invisible a las pruebas estándar