Lo publican los investigadores en 'Current Biology' sorprendidos ante un fenómeno que se repite año tras año, aunque parece que al final han logrado encontrar nuevas pruebas para explicar la observación de que las aves varadas suelen ser hembras: los pingüinos hembra se aventuran más al norte que los machos, donde aparentemente tienen más probabilidades de encontrarse con problemas.
"Se ha considerado que las amenazas antropogénicas alteran el invierno de los pingüinos de Magallanes en las costas del norte de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil; esto incluye la contaminación del agua causada por el desarrollo del petróleo y el transporte marítimo, así como los peligros asociados con la pesca, como la captura incidental y el agotamiento de presas de la especie", dice Takashi Yamamoto, del Instituto de Matemáticas Estadísticas en Tokio, Japón.
"Nuestros resultados sugieren que la expansión espacial hacia el norte probablemente aumenta la probabilidad de sufrir estos riesgos, y particularmente en las hembras", apunta. Los investigadores sabían que los pingüinos varados a lo largo de la costa sudamericana tenían tres veces más probabilidades de ser hembras.
La pregunta era: ¿por qué? Aunque faltaban datos, no había ninguna evidencia que sugiriera que machos y hembras se separaran para el invierno, hasta que Yamamoto y sus colegas encontraron que así es. Los investigadores registraron el comportamiento migratorio y de buceo de 14 pingüinos de Magallanes (ocho machos y seis hembras) durante el periodo de no reproducción en 2017 utilizando los geolocalizadores LAT 2500 (Lotek Wireless, Inc.).
Los pingüinos de Magallanes terminaron de reproducirse a finales de febrero y, posteriormente, comenzaron su migración hasta abril, volviendo a los criaderos en septiembre u octubre. Durante el periodo de invierno, los datos de seguimiento muestran que las hembras alcanzaron más áreas del norte que los machos; además de otras diferencias, como que las hembras no se sumergieron tan profundamente bajo el agua.
Los investigadores sugieren que estas diferencias de comportamiento entre los sexos en el invierno podrían estar relacionadas con la competencia por los recursos alimenticios u otros factores relacionados con las diferencias en el tamaño (los machos son más grandes y más pesados que las hembras). También sugieren que los pingüinos que viajan más al norte pueden correr un mayor riesgo ante una amplia gama de amenazas, lo que los lleva a quedarse varados con mayor frecuencia.
Cualesquiera que sean las razones, la mayor pérdida de hembras de la población reproductora podría tener serias consecuencias para la viabilidad de la población. Entonces, dice Yamamoto, los nuevos hallazgos resaltan "la necesidad de obtener una mejor comprensión de las utilizaciones espaciales a largo plazo de las especies a lo largo de su ciclo anual, incluidas las diferencias dentro de una población, para facilitar prácticas de conservación dinámicas y adaptativas". Yamamoto también señala que los pingüinos juveniles están varados más a menudo que los adultos.
Para seguir explorando, les gustaría rastrear los movimientos de los juveniles desde el momento en que abandonan el lugar de nacimiento hasta que vuelven a reproducirse por primera vez. "La información durante este periodo está totalmente desaparecida", concluye.