Durante años, la Nasa ha soñado con realizar un proyecto como este, pero no ha sido hasta ahora, con los recientes avances tecnológicos en sistemas de refrigeración, cuando se ha hecho realidad. El escudo térmico que lleva la sonda, compuesto de carbono de 11 centímetros de espesor, hará que esta pueda soportar las elevadas temperaturas, que pueden llegar hasta los 1.377 grados. En su interior, en cambio, se alcanzaran tan solo los 30 grados.
Además, la nave es una de las más rápidas que ha construido la Nasa. Esto le permitirá viajar a más de 200 kilómetros por segundo y encontrarse antes del 5 de noviembre en la distancia más cercana al Sol, tal y como ha publicado The Sun.
El proyecto pretende recopilar nueva información sobre las condiciones del “clima espacial” que impactan en la tierra. "La energía del Sol siempre fluye más allá de nuestro mundo y aunque el viento solar es invisible, podemos verlo rodeando los polos como la aurora, que revela la enorme cantidad de energía y partículas que caen en cascada a nuestra atmósfera", afirmó el científico Nicky Fox, del laboratorio de física aplicada de la Universidad John Hopkins en una reciente conferencia de prensa. "Hemos estado estudiando el Sol durante décadas y ahora finalmente vamos a ir a donde está la acción”, ha declarado.