"Sabemos que no todos los tratamientos existentes son igual de efectivos para hombres y mujeres. Eso podría deberse a que los diferentes aspectos del fumar son gratificantes y aliviantes, y hay diferentes cosas que mantienen su hábito de fumar. Nuestros hallazgos sugieren que el estrés puede que mantenga el hábito de fumar más en las mujeres que en los hombres", han dicho los expertos encargados del estudio.
A su juicio, sus resultados ayudan a comprender qué es lo que impulsa el comportamiento de fumar y lo que realmente puede crear barreras para el tratamiento. "Si fumar fuera todo acerca de la nicotina, entonces todos responderían a la terapia de reemplazo de nicotina. Pero es más complejo y matizado. Cuanto mejor podamos lograrlo, mejor podremos crear el tipo correcto de tratamiento para cada persona", han dicho los investigadores encargados de elaborar esta investigación.
En el trabajo, los participantes vieron ocho imágenes cada día (cuatro series de dos) durante dos semanas, las cuales incluían señales de fumar, de estrés e imágenes neutrales. Cada vez que recibían un par de imágenes, completaban un formulario que evaluaba el estrés, la emoción negativa y los niveles de deseo antes de ver las fotografías y después de verlas.
También registraron la cantidad de cigarrillos que fumaban cada día. Las mujeres aseguraron haber experimentado más estrés, emociones negativas y ansias después de ver las señales de estrés, pero no las señales de fumar, en comparación con los hombres.
Ahora bien, debido a que las mujeres fuman más en respuesta al estrés y los desencadenantes ambientales, se podría esperar que los patrones de fumar varíen más que los de los hombres, si bien los investigadores no han encontrado ninguna diferencia de género en el número de cigarrillos fumados al día.
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