La comunidad y la cooperación fueron esenciales en la construcción de los 'Moai'", ya que "cualquier cosa que una a la comunidad la hace más fuerte, y la permite sobrevivir", algo que, según los investigadores, se ha convertido en el “gran secreto de la Isla de Pascua".
'Rapa Nui', situada a más de 3.700 kilómetros de la costa chilena, es una de las islas más aisladas del mundo, lo que explica que sus habitantes no tuvieran contactos conocidos con el resto del mundo hasta el año 1.722, cuando el almirante holandés Jacob Roggeveen llegó a sus costas. Sus pobladores vivieron durante milenios de la pesca, al tiempo que construyeron los misteriosos y monumentales 'Moai', algunos de 10 metros de altura, y desarrollaron lo que se cree que es un sistema de escritura autónomo, el Rongorongo, no relacionado con ningún otro conocido.
El medio británico The Guardian recoge las conclusiones del profesor Carl Lipo, coautor del estudio publicado en la revista científica Plos One, quien afirma que tras estudiar detenidamente la localización de parte de las más de 300 plataformas megalíticas sobre las que se sitúan los 'Moai' (llamadas 'Ahu') han llegado a la conclusión de que la mayoría de ellas se sitúan cerca de fuentes de agua dulce. Y destacan en este sentido que ese puede ser uno de los motivos de su tamaño. No hay lugar, pues, para otras teorías conspiranoicas porque no se habla de rituales extraños sino de unas estatuas plenamente integradas en la comunidad.
Se cree, de hecho, que cada uno de los 'Ahu' fueron construídos por una comunidad diferente. Los primeros conocidos se erigieron en el siglo XIII, y se cree que representan a los ancestros de los constructores. Para llegar a la conclusión, inicialmente se buscó una relación de proximidad con yacimientos naturales de la roca volcánica que los 'Rapa Nui' utilizaban para hacer sus herramientas y construir las estatuas, pero los resultados no señalaban en esa dirección. En su lugar, descubrieron que la mayoría de los 'Moai' estudiados se encontraban cerca o bien de la costa o bien de jardines, cultivos o pozos, algo que despertó el interés de los investigadores.
La isla de 'Rapa Nui' no tiene cursos permanentes de agua dulce, y se ha encontrado muy poca evidencia de que sus antiguos residentes consumiesen la que se acumula en los lagos de la isla. En su lugar, el agua dulce se filtra a través del suelo en acuíferos naturales a los que se accede a través de cuevas y que emergen de nuevo a la superficie en áreas costeras; algo que los científicos descubrieron cuando, con marea baja, contemplaron caballos bebiendo del océano.
De hecho, se sabe que los indígenas excavaban pozos para acceder a esta fuente de agua. Casi todas las esculturas se encontraban cerca de estas áreas costeras; pero las excepciones también se hallaban próximas a alguno de estos pozos históricos o cuevas" afirma Lipo. Más allá de ser meros marcadores señalando fuentes de agua dulce, los autores del estudio creen que además los 'Moai' constituían una forma para estos grupos de competir e interactuar, demostrando la calidad y abundancia de los recursos que una comunidad determinada poseía.