Los investigadores han descubierto que determinados genes y vías genéticas regulan los factores del 'splicing', o empalme, que son un grupo de moléculas en nuestro cuerpo que dicen a nuestros genes cómo deben comportarse. Son precisamente estos genes que los que desempeñan un papel clave en el proceso de envejecimiento.
"Estamos realmente entusiasmados por descubrir que la interrupción de procesos genéticos específicos puede provocar al menos una reversión parcial de las claves del proceso de envejecimiento en células humanas", indica los resultados de la investigación Lorna Harries, directora del estudio.
Los especialistas comprobaron que al interrumpir las vías genéticas ERK y AKT, responsables de transmitir señales desde el exterior de la célula a los genes, se reduce la cantidad de células envejecidas en muestras cultivadas en laboratorio. Asimismo, observaron el mismo efecto al interrumpir la actividad de dos genes controlados por estas vías: FOX01 y ETV6.
Las vías ERK y AKT se activan repetidamente a lo largo de la vida a medida que envejecemos y nuestro ADN se daña o cuando se inician los procesos de inflamación crónica del envejecimiento.
Harries cree que este descubrimiento podría desempeñar un rol importante en la creación de terapias destinadas a "mantenernos más sanos a medida que envejezcamos". "Nuestro objetivo final es ayudar a las personas a evitar algunas de las enfermedades causadas parcialmente por el envejecimiento de las células, como la demencia y el cáncer", destaca la experta.
La investigación sugiere que esta activación puede obstaculizar la actividad de los factores de 'splicing', lo que, a su vez, conduciría a una acumulación de células senescentes, aquellas que resultaron deterioradas o dejaron de dividirse a causa del envejecimiento.