La nación isleña de Mauricio tiene pocos recursos naturales; históricamente siempre ha dependido del petróleo para generar electricidad. Pero cada vez más, según Phys.org, el liderazgo en la isla se está preparando para un futuro con escasez de energía. De hecho, está invirtiendo en energía solar, eólica e hidroeléctrica, pero también están aprovechando un cultivo clave en la isla: la caña de azúcar, que ahora está generando suficiente biomasa para proporcionar un impresionante 14% de la energía de la isla.
Mauricio, que es una pequeña isla un poco al este de Madagascar, está ya generando energía al quemar un material llamado "bagazo", que queda después de que se procesa la caña de azúcar. De acuerdo con Phys.org, los productores de energía están recapturando el dióxido de carbono del proceso de generación de energía y lo están utilizando para "agregar la efervescencia a los refrescos".
Los investigadores ya han anunciado el bagazo como un material de fabricación prometedor, pero Mauricio ahora está demostrando que también puede ser una fuente de energía económica, incluso si en última instancia es un recurso provisional para otras fuentes de energía renovables.
Las innovaciones energéticas de Mauricio podrían presagiar el futuro de muchas otras áreas en el mundo, ya que las áreas con energía de combustibles fósiles una vez baratas comienzan a sentir la crisis de la disminución de los recursos de combustibles fósiles a nivel mundial.
"El objetivo del gobierno es aumentar la proporción de energía renovable en la combinación de energía al 35 por ciento para 2025", desvela a Phys.org el viceprimer ministro y ministro de Energía de Mauricio, Ivan Collendavelloo. "El 35 por ciento no está lejos; tendremos 11 parques solares para el próximo año y al menos dos parques eólicos". Es todo un descubrimiento y una senda por la que caminar.
La cara problemática de este avance es que el sistema de producción podría llegar pronto a sus límites, ya que la filial azucarera mauriciana se enfrenta a una dura competencia internacional, sobre todo desde que en 2017 se acabaron las cuotas europeas al azúcar. "La abolición de las cuotas relativas al azúcar de remolacha desde el 1 de octubre de 2017, así como la sobreproducción en Tailandia, Brasil e India, conllevaron una drástica reducción del precio del azúcar en el mercado internacional y suponen un golpe fatal a la industria azucarera local", señala alarmada Jacqueline Sauzier, secretaria general de la Cámara de Agricultura de Mauricio.
La caída de los precios mundiales del azúcar conllevó una retirada de muchos pequeños productores en Mauricio, cuya caña alimentaba a los grandes actores del azúcar. "El número de pequeños cultivadores pasó de 26.000 en 2010 a 13.000 en 2018. Una drástica disminución del 50 % en ocho años", reconoce el ministro mauriciano de Agroindustria, Mahen Kumar Seeruttun.
La cuestión ahora es saber si Mauricio producirá suficiente caña de azúcar para aumentar sensiblemente la proporción de electricidad procedente del bagazo en su producción nacional. "Mauricio es una pequeña isla vulnerable. No tenemos la capacidad de Tailandia, Brasil o India, pero somos un productor eficiente porque valorizamos toda la cadena de producción azucarera", señala D'Unienville. "Necesitamos accesos protegidos en los mercados preferenciales. Los pequeños países deberían tener cuotas prioritarias, ya que somos muy vulnerables", reclama. Pese a todo hay un brote de esperanza.