Existen gran cantidad de estudios científicos acerca de la enfermedad de Alzhéimer, que representa el 70% de todas las demencias, pero muy pocas acerca de cómo afecta esta patología a quienes la padecen en el ámbito de las relaciones afectivas y sexuales con la pareja.
Según informa la Agencia Sinc, esta enfermedad no solo provoca un deterioro de la memoria, sino que además, se produce una progresiva disminución de los mecanismos de control, lo que deja libre albedrío a los impulsos.
Es decir, que quienes la padecen dejan de saber cómo satisfacer adecuadamente sus necesidades de cercanía e intimidad y sus conductas se vuelven cada vez menos matizadas. O lo que algunos expertos han calificado como 'comportamientos sexuales inapropiados', lo que los somete a una hipersexualidad o desinhibición de las pulsiones sexuales.
Desde el punto de vista científico, no hay apenas datos objetivos al respecto, y en el ámbito asociativo, sanitario o psicosocial no existen protocolos de actuación para tratar estos cambios. La experiencia con pacientes demuestra, sin embargo, que se pueden dar situaciones socialmente conflictivas.
"Una persona con Alzhéimer que se desnuda en público, que se realiza tocamientos o que se masturba en un entorno que no es su intimidad genera animadversión y malestar", detalla a Sinc la educadora sexual Felicidad Iriarte Romero. Estos comportamientos se deben a "una disminución del control social y personal que todo el mundo ejerce, más que a una hipersexualidad", aclara Luis Agüera Ortiz, jefe de sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre en Madrid.
Con consecuencia de esta conducta sexual, los expertos explican que incluso pueden hacer proposiciones a gente que no conocen de nada delante de sus seres queridos. Aunque dichas proposiciones no sigan ninguna intencionalidad, sino que proceden de la región del cerebro que se deteriora por la enfermedad, la encargada del control de la conducta y de la adecuación de los hábitos sociales.
No obstante, estos síntomas no son aplicables a todos los pacientes de esta patología, sino que depende de la "vida sexual" que hayan tenido anteriormente, según ha señalado el psiquiatra. "En una persona de 80 años que ha vivido de una manera muy importante su actividad sexual en los 15 o 20 últimos años, es posible que esto no tenga mayor repercusión", añade.
Los expertos también insisten en aclarar que, pese a la edad y la enfermedad, el deseo sexual de las personas con Alzhéimer no tiene por qué desaparecer, pero sí pueden experimentarse estos cambios que pueden afectar a la vida sexual con la pareja.
La sexualidad no es fácil de abordar por la pareja. Según una publicación de la Confederación Española del Alzheimer (CEAFA) sobre las consecuencias de la enfermedad en los cuidadores familiares, la relación afectiva y sexual suele ser un tema tabú. De hecho, algunos estudios han demostrado que la sexualidad es una cuestión que produce vergüenza en las parejas o cuidadores de los pacientes.