La espada, de 94 centímetros de longitud, con una cruz de 13 centímetros y pomo esférico, tiene en la empuñadura dos aretes de bronce remachado a modo de virola que rodean la espiga, mientras en la hoja se aprecia una acanaladura central. Por su tipología y contexto arqueológico, la pieza correspondería al XIV y seguramente se conservó a consecuencia de la destrucción del castillo durante la Guerra de los Dos Pedros (1356-1367).
La Conselleria de Cultura y el Ayuntamiento de Aín han cofinanciado este año la segunda fase del proyecto para la consolidación del sector sudoeste de la muralla del castillo. Esta actuación iba encaminada a evitar el creciente deterioro del monumento y a garantizar su estabilidad y permitir su puesta en valor como recurso cultural de primer orden. Desde que el Ayuntamiento de Aín iniciase la redacción del plan director del castillo –a cargo de Tirso José Ávila Aguilera como arquitecto y Vicente Vivó como arqueólogo– se han llevado a cabo dos fases de excavación y consolidación.
La primera, subvencionada por la Generalitat, consistió en la consolidación de una esquina de la muralla exterior que conservaba gran parte de su altura original. Las excavaciones desvelaron una estancia, con suelo de mortero, y confirmaron las hipótesis de los técnicos sobre la posible existencia de un segundo muro paralelo al exterior que formaría estancias a lo largo de la muralla.
Durante 2018, en la segunda fase de las excavaciones arqueológicas dirigidas por Vicente Vivó, se ha producido el hallazgo de esta pieza singular, la espada medieval en muy buen estado de conservación. Los trabajos han desvelado la espada en una habitación de mayores dimensiones que las anteriores, con suelo de mortero, una zona de hogar y un banco obrado.