El entomólogo y profesor de Zoología de la Universidad de Alcalá, Vicente M. Ortuño, y el herpetólogo Óscar Arribas acaban de incorporar el descubrimiento de una nueva especie de escarabajo de hábitos fundamentalmente depredadores, hallado en la Sierra de Cebollera (Sistema Ibérico Norte, entre las provincias de Soria y La Rioja).
El descubrimiento ha sido publicado por la revista Zoologischer Anzeiger, según recoge SINC, en un artículo que recoge los detalles de la investigación sobre este insecto de la familia Carabidae. Su denominación supone un guiño a la historia antigua del enclave en el que ha sido hallado, el sistema ibérico septentrional, que en el Medievo era conocido como montes distércicos, montañas distercias o distércicas, nombre que se relaciona con un altar de época romana, conservado en San Millán de la Cogolla, dedicado a 'Dercetio Deo', en referencia, probablemente, a una deidad local.
Si bien es frecuente el descubrimiento de nuevas especies de insectos, dada la notable biodiversidad de este conjunto de animales, este hallazgo presenta características singulares e interesantes.
Desde el punto de vista biogeográfico, la nueva especie supone una aportación faunística importante, que contraviene la tendencia observada en el sistema sbérico, un lugar pobre en especies endémicas, cuyas especies suelen estar estrechamente relacionadas con las del sistema central. Sin embargo, la relación de Cymindis distercicus con los ejemplares que habitan en Picos de Europa (Cymindis ehlersi) y Peña Ubiña (Cymindis lelievrei) testimonian una sorprendente relación con estos otros organismos que habitan las cumbres de la Cordillera Cantábrica.
La existencia de esta nueva especie habría pasado inadvertida hasta ahora debido a que su población está asentada en un área muy reducida de una de las cumbres alomadas de estas montañas. Estamos, por tanto, ante una especie microendémica de alta montaña, propia de la Sierra de Cebollera. De hecho, todos los ejemplares que se recogieron para su estudio fueron localizados en altitudes por encima de los 2.000 metros, en suelos que permanecen nevados durante gran parte del año y con escasa vegetación, precisamente, por la dureza del clima que afecta a estas montañas, en las que se encuentran los mayores restos glaciares cuaternarios de todo el sistema ibérico septentrional.
De su estudio se desprende que el Cymindis distercicus presenta un comportamiento depredador complementado con hábitos carroñeros, puesto que se alimenta de otros pequeños insectos, vivos o muertos, como se ha confirmado al examinar el contenido intestinal de algunos especímenes, y como han mostrado algunos individuos que se han mantenido en cautividad para la observación de su comportamiento.
Esta especie es reproductora otoñal, característica también observada en otras especies de Cymindis, lo que conduce a que la nueva generación de adultos emerja en verano. Teniendo en cuenta esta dinámica, podría pensarse que la vida de estos insectos debiera ser corta, quizá anual, máxime si se considera el pequeño tamaño de la especie (alrededor de 1 cm.).
Esta especie es reproductora otoñal, característica también observada en otras especies de Cymindis
Sin embargo, Ortuño y Arribas han comprobado que, al menos en condiciones de laboratorio, algunos adultos han llegado a vivir hasta un máximo de 640 días, a contar desde el momento de su captura, y sin estar sometidos a condiciones que desencadenen períodos de diapausa o inactividad.
Estas observaciones alimentan la idea de que especímenes de Cymindis distercicus, y con toda seguridad de otras especies próximas, son capaces de vivir varios años en condiciones naturales, aún a pesar de factores limitantes, como puede ser la depredación por parte de otras especies más grandes y poderosas.
Por el momento, ya se ha logrado su reproducción en cautividad, lo que ha permitido conseguir el primer estadio de su desarrollo larvario. Así pues, el estudio del Cymindis distercius prosigue; el siguiente paso en la investigación de esta especie pasa por describir la anatomía de sus larvas.