La noticia salió a la luz a través del científico de la Universidad de Shenzhen, al sur de China, He Jiankui: él y su equipo afirman haber creado los primeros bebés modificados genéticamente. El padre de las pequeñas tiene el VIH y nunca creyó que pudiera tener descendencia. Por eso, Jiankui asegura que utilizó la técnica de ediciones de genes conocida como CRISPR para mutar un gen y hacer a las pequeñas resistentes al virus causante del sida.
Pero solo tenemos eso: su palabra. Jiankui no ha publicado su trabajo en ningún sitio y la comunidad científica mundial no se lo cree.
La directora del IVI de Valencia, Amparo Ruiz, afirma que de esta forma "no podemos contrastarlo". La técnica es posible, y se hace ya, según Marc Güell, profesor de la universidad Pompeu Fabra, en animales, pero no hay estudios sobre qué puede pasarle a largo plazo a un ser humano si se le modifica un gen.
Por otra parte, Guillermo Antiñolo, jefe de Medicina Maternofetal, Genética y Reproducción del Hospital Virgen del Rocío, afirma que "esta técnica es como un corta pega de un editor de textos. Y a veces cuando hacemos corta-pega modificamos algo que no queríamos modificar… Imagina eso en un editor de genes", subraya, alertando de las posibles consecuencias.
Los científicos afirman que éticamente curar una enfermedad es aceptable, pero no elegir "por capricho" los caracteres de los bebés.
Entre tanto, y a raíz de la polémica y el debate científico internacional surgido en torno al caso, las autoridades sanitarias chinas han abierto una investigación y la Comisión Nacional de Sanidad de China ha asegurado que está “muy preocupada” por la cuestión.
“Tenemos que ser responsables por la salud del pueblo y actuaremos en esto según la ley”, han señalado en un comunicado.
Además, el comité de ética médica de Shenzhen también ha abierto una investigación. La Universidad de Ciencia y Tecnología del sur de la ciudad ha asegurado que no sabía nada del proyecto y que el investigador estaba en excedencia sin sueldo desde febrero.