La revista Nature ha publicado el estudio donde se muestran los resultado que obtuvieron los investigadores de la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, tras lograr derretir un conducto estrecho a través del hielo hasta el agua de debajo en un lago antártico del Polo Sur.
Descubrir a los animales allí fue "totalmente inesperado", dice David Harwood, un micro-paleontólogo de la Universidad de Nebraska-Lincoln que forma parte de la expedición, conocida como SALSA (Subglacial Antarctic Lakes Scientific Access).
La intriga aumento cuando los biólogos se dieron cuenta de que al menos algunas de las criaturas del lago Mercer eran de tierra firme. El tardígrado de ocho patas se asemeja a especies que se sabe que habitan en suelos húmedos. Lo que parecían gusanos eran en realidad los zarcillos de una planta terrestre u hongo. Y aunque los científicos no pudieron descartar la posibilidad de que los crustáceos hubieran sido habitantes de los océanos, podrían provenir de pequeños lagos cubiertos de hielo.
Los investigadores ahora piensan que las criaturas habitaban estanques y arroyos en las Montañas Transantárticas, a unos 50 kilómetros del lago Mercer, durante breves y cálidos períodos en que los glaciares retrocedieron, ya sea en los últimos 10.000 años, o hace 120.000 años. Más tarde, cuando el clima se enfrió, el hielo asfixió estos oasis de la vida animal. La forma en que los crustáceos y los tardígrados llegaron al lago Mercer sigue siendo un tema de debate.
Las respuestas podrían llegar mientras el equipo de SALSA intenta determinar la edad del material utilizando la datación por carbono e intenta secuenciar el ADN de las criaturas. Reunir esa historia podría revelar más acerca de cuándo y hasta qué punto se retiraron los glaciares de la Antártida hace milenios.
"Esto es realmente genial", dice Slawek Tulaczyk, un glaciólogo de la Universidad de California en Santa Cruz, que no forma parte del equipo de SALSA. "Definitivamente es sorprendente".
Tulaczyk, quien ha estudiado los sedimentos extraídos del hielo glacial desde la década de 1990, dice que nunca antes se había encontrado algo así debajo de la capa de hielo. Fue co-líder de la única expedición previa que perforó un lago subglacial de la Antártida: en 2013 en el Lago Whillans, a 50 kilómetros del Lago Mercer. Los científicos encontraron que el lago Whillans estaba lleno de microbios, pero no vio signos de vida superior.
En el caso del lago Mercer, dice Tulaczyk, los ríos bajo el hielo podrían haber arrastrado los cadáveres y hongos de los animales desde las montañas hasta el lago. O las criaturas podrían haberse congelado en el fondo de un glaciar que las arrastró fuera de las montañas a medida que avanzaba. En otras palabras, la clave para comprender un largo período de la historia de las Montañas Transantárticas podría ser enterrada en el fondo de un lago a 50 kilómetros de distancia.