Puede que no lo sepamos pero cada vez que desechamos algo a la basura estamos tirando gas. Porque de ahí puede salir energía, denominada biogás. Éste es un combustible que se genera en medios naturales o en dispositivos específicos, por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica, mediante la acción de microorganismos y otros factores, en ausencia de oxígeno. Es lo que se ha venido llamando también gas de los pantanos, y estamos dejando que se pierda continuamente.
Xavier Flotats, profesor emérito de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), asegura que "todo aquello que puede pudrirse y oler mal puede producir este gas".
Esas grandes balsas de purines (excrementos animales mezclados con agua) tan contaminantes podrían convertirse en gas, al igual que nuestras aguas residuales.
Luis Puchades, vicepresidente de la Asociación Española de Biogás (AEBIG), afirma que "los biogases son de los proyectos que más perfectamente representan lo que es la economía circular".
Además, es la única renovable que no sólo genera energía, puesto que también recicla. "Estoy evitando aquel metano que iba a la atmósfera, y que producía efecto invernadero, y además me estoy ahorrando el CO2 que emitiría el combustible fósil que sustituyo. De las energías renovables, es la única que puede llegar a producir emisiones de CO2 negativas", explica Flotats.
España se encuentra en los últimos puestos de desarrollo de esta tecnología en Europa, a pesar de que es uno de los tres países del continente con más posibilidades. "Prácticamente no ha tenido incentivos en España, cuando el potencial es muy elevado. España es un país donde la industria agroalimentaria es muy fuerte", remarca Puchades.
El problema del biogás es que sólo ahora, cuando el precio del gas natural está por las nubes, empieza a ser rentable. El profesor Flotats apunta que "instalaciones pequeñas cuestan muy caras y conforme a las instalaciones son más grandes, el coste de los precios va a bajar".
A favor de esta tecnología, que no depende que haga sol o viento y puede almacenarse de manera sencilla. Puchades indica que "podemos producir biogás durante todo el día y emplearlo cuando lo necesitemos. Como fuente de energía térmica, eléctrica o como biometano".
De momento, ya se ven iniciativas para uso doméstico como una empresa que promete hasta tres horas de gas para cocinar con la basura orgánica generada en un día. Del biogás se obtiene además el biometano, que es prácticamente igual al gas natural, tanto que Europa quiere en la próxima década usarlo para reducir en un 20% su dependencia del gas ruso.
La crisis con Ucrania podría ahora impulsar esta tecnología, no siempre más económica pero sí más rentable para la salud del planeta.