El preso hispano-filipino, Francisco Larrañaga, ya ha cogido un avión que le traslada rumbo a España, donde cumplirá el resto de la cadena perpetua a la que fue condenado en Filipinas por el secuestro, violación y asesinato de dos hermanas en 1997.
Custodiado por varios policías españoles, Larrañaga fue el último pasajero en subir al aparato en el aeropuerto internacional de Manila, adonde fue trasladado después de abandonar la cárcel de New Bilibid, a unos 30 kilómetros al sur de Manila.
Defiende su inocencia
Larrañaga, de padre español y madre filipina y quien siempre ha defendido su inocencia, ha pasado más de siete horas en la sala de visitas de los abogados, desde que fue llamado por la dirección de la penitenciaría para ser informado de su traslado a España.
La operación se cerró después de que un juez del tribunal regional de Cebú anulara la orden dictada en 1997 y que prohibía a Larrañaga abandonar Filipinas, y de que expirará el plazo de tiempo dado el 29 de septiembre por ese mismo magistrado, para que se presentaran alegaciones en contra y a favor de su entrega a las autoridades españolas.
Más de 12 años en la cárcel
Larrañaga llevaba preso en New Bilibid más de doce años, desde que un juez le condenó, junto a cinco amigos, a cadena perpetua por la muerte de las hermanas Chiong.
En 2004, el Tribunal Supremo elevó la condena a la pena capital y Larrañaga ingresó en el corredor de la muerte, hasta que Filipinas abolió la pena de muerte en 2006. Al año siguiente, España y Filipinas firmaron un acuerdo de traslado de presos.
"Me gustaría poder retomar los estudios de hostelería que interrumpí cuando me arrestaron. También me encantaría trabajar. Me han dicho que en España te dejan trabajar con el tercer grado", decía Larrañaga en una de sus últimas entrevistas.