La sostenibilidad, el principal reto al que se enfrenta el sector lácteo: es posible crecer cuidando el medio ambiente
El uso responsable del suelo y el agua, la gestión de los residuos o el respeto a la biodiversidad son las prioridades de la industria
Los consumidores preguntan, a través del teléfono lácteo, por la sostenibilidad del sector: estas son las respuestas
Su influencia en las economías rurales, el cuidado de los animales, el papel de la mujer en la ganadería, la calidad y seguridad en el proceso productivo. Son muchos los temas que suscitan la curiosidad de los consumidores del sector lácteo. Y este quiere afrontarlos todos desde la transparencia. Por eso atiende a todas las consultas que llegan a través del teléfono lácteo, la nueva campaña de InLac, la Organización Interprofesional Láctea.
El compromiso con la sostenibilidad es una de las cuestiones más recurrentes. Los consumidores quieren saber cómo gestiona y qué uso hace el sector lácteo de los recursos con los que trabaja, y si las empresas y ganaderos están concienciados en lo que respecta al medio ambiente. Y el sector tiene mucho que decir en la materia.
Para resolver las dudas nos hemos desplazado hasta Chantada, en Lugo. Allí hemos podido conseguir el testimonio del ganadero J. Ramón Ratón, alguien que sabe bien de lo que habla.
Él lo tiene claro: aunque las circunstancias han evolucionado mucho, la esencia sigue siendo la misma. “Estamos haciendo lo mismo que hacían nuestros abuelos, pero aplicando la tecnología y los conocimientos que tenemos hoy en día”, confirma. ¿El resultado? Productos de la mejor calidad, pero con cada vez una menor explotación de los recursos.
Esta máxima se cumple con cada uno de los elementos que forman parte del proceso productivo. Como explica J. Ramón, con respecto al suelo se busca una calidad óptima, por eso se realizan analíticas para saber cuáles son las fortalezas y debilidades de cada tierra concreta, para aportarle los nutrientes que precisa.
Lo mismo ocurre con el agua, en la que se apuesta por un uso responsable y verdaderamente ajustado a las necesidades reales. También con respecto a los residuos: los excrementos de los animales son reutilizados en el entorno como nutrientes para la tierra. Por último, el respeto a la biodiversidad es total: cada ser vivo tiene su lugar, para que todos puedan convivir.