Compraron un volcán y la adquisición les ha salido muy cara. Una familia compró el volcán de White Island, en Nueva Zelanda, que entró en erupción mientras unos turistas lo visitaban. Ahora un tribunal les ha condenado por la erupción en la que fallecieron la mitad de los turistas.
Sus dueños lo explotaban como una atracción turística, siendo 10.000 los turistas que cada año lo visitan. En 2019 se determinó la alerta máxima por riesgo de erupción, pero las visitas prosiguieron.
Finalmente ocurrió la tragedia a finales del mismo año. Cuarenta y tres turistas visitaron el volcán y se produjeron dos pequeñas erupciones que provocaron una nube blanca de cenizas que se extendió por toda la isla. Los turistas trataron de escapar pero veintidós personas quedaron atrapadas, falleciendo, y el resto heridas.
Cuatro años más tarde, los dueños han sido declarados culpables por no cumplir con las medidas de seguridad. En 'Cuatro al día', analizan con un experto del Colegio de Geólogos el caso.