Mª Luisa conoció a su padre por primera vez en una cafetería a los 18 años. La mujer se encontraba con su supuesto progenitor y allí le confesaba que él era su padre, un banderillero muy famoso durante los años 50 y 60.
Padre e hija mantuvieron el contacto durante años, se vieron en varias ocasiones, pero, aunque nunca llegó a reconocer a su hija públicamente, sí lo hacía en la intimidad. Algo que, tras el fallecimiento del banderillero, todavía era más complicado de demostrar para Mª Luisa.
Hasta que todo cambió, ya que, gracias a una prueba de ADN, María Luisa no es solo su hija reconocida también se ha convertido en millonaria. La mujer ya había pedido una prueba y un detective tomó una primera muestra antes de que su padre falleciera.
Tiempo después, fue un juzgado el que exigía otra muestra del presunto padre para confirmar esa paternidad. Pero, además, una foto junto a su padre biológico ha sido clave para la realización de esta prueba determinante.
La prueba de ADN la reconocía con el 99,999%. Y ya convertida oficialmente en su hija ha llegado lo que legalmente le pertenece: una sentencia firme convirtiéndola en heredera de un patrimonio millonario donde se incluyen una veintena de casas.