Las seis cartas bomba que recibieron tanto el presidente del Gobierno como a embajadas ucranianas y estadounidenses estaban en investigación y los sellos han tenido mucho que ver para dar con el autor.
Los sellos pertenecían a una edición muy limitada que se distribuyó en abril en solo algunas oficinas de correos, entre ellas en Burgos, lugar donde se ha detenido al autor de las cartas y desde donde fueron enviadas: no era un espía ruso, pero si un fiel seguidor de la antigua URSS. Sin antecedentes penales, jubilado hace diez años, pero trabajó como funcionario en el ayuntamiento de Vitoria y en el servicio vasco de salud.
En el registro en su domicilio se han incautado documentos y materiales para la fabricación de artefactos y, en principio, se cree que actuó en solitario. El viernes declarará ante la Audiencia Nacional ya que se le imputan tres delitos: por terrorismo, contra las altas instituciones del estado y otro por las heridas provocadas a un trabajador de la embajada ucraniana.