Mado Martínez ha contado que el Salto de Tequendama es uno de los lugares más embrujados de Colombia. Ella ha estado allí, y asegura que el diseño arquitectónico en sí da para soñar, “es poética, y contrasta con esa historia tan triste que lleva asociada a ese salto que tiene delante y desde donde se tira la gente”.