La presencia de Carlos Muñoz generaba que los objetos se movieran, que la luz se encendiera, que las puertas se cerraran o que los grifos se abrieran. Cada vez que sucedía algo así, Carlos sentía un dolor en el pecho y le entraban escalofríos. La familia decidió pedir ayuda a parapsicólogos y videntes, pero éstos se dieron cuenta que aquellos fenómenos eran inexplicables.