A principios del siglo pasado, un joven madrileño llamado Joaquín María de Argamasilla asombró a intelectuales y curiosos con sus insólitos poderes. Habilidades que, según testimonios de la época, le permitían leer mensajes y ver objetos con los ojos absolutamente tapados. Un don que le otorgó una gran fama internacional y cuya figura es ahora rescatada del olvido por un equipo de ‘Cuarto Milenio’.