Todo comenzó en 1941, en el municipio de Güímar (Canarias). Allí se concentraron asombrosas manifestaciones paranormales aún recordadas en Casa de Frías. Los testigos relatan lluvias de piedras brillantes, aparición y movimiento inexplicable de objetos y mobiliario, e incluso puntuales ataques a los testigos perpetrados por manos invisibles.