Hace a penas una semana el mundo científico sufrió una auténtica conmoción a raíz de un artículo aparecido en la revista ‘Tendencias Genética’. En él se explicaba que los seres humanos estamos perdiendo capacidad intelectual y emocional debido a rápidas mutaciones genéticas que la forma de vida de la sociedad moderna no puede corregir, al menos, no de la forma que las civilizaciones anteriores.
El científico afirma que si u ciudadano promedio de Atenas del año 1.000 a.c. apareciera súbitamente entre nosotros sería considerado como un brillante intelectual, tendría una memoria increíble, una gran capacidad para generar ideas y una visión tremendamente lúcida sobre las cuestiones importantes que se le planteasen. Esto sería así porque, según el científico estamos involucionando, sufriendo un rápido retroceso evolutivo.
El relajamiento de la selección natural, derivado de la mejora gradual de las mejoras en las condiciones de vida de la especie humana, unido a una pequeña sucesión de pequeñas mutaciones en los genes, mermarán nuestras facultades intelectuales hasta el punto de que, dentro de 3.000 años nuestro descendientes tendrán dificultades para realizar una suma.
Muchos ven la demostración palpable de lo que se sugiere en el estudio en la incesante aparición de ‘modas’ extrañas e inexplicables (‘balconing’, por ejemplo) de las que sólo tenemos noticias cuando los que las practican cuelgan las filmaciones de sus hazañas en la red. ¿Estamos ante la prueba de los seres humanos se hunden irremediablemente en un abismo de estupidez? ¿Son sólo ejemplos anecdóticos que no demuestran nada? ¿Cuál es nuestro futuro como especie supuestamente inteligente?
Uno de los invitados a la mesa de debate era el escritor Sánchez Dragó que defiende la teoría del ‘involucionismo’: “Volvemos al ‘chimpancé’. El cerebro del ‘homo sapiens’ fue desarrollándose cada vez a mejor hasta que llegaron las nuevas tecnologías. Se está creando un nuevo analfabetismo que ya no consiste sólo en no saber leer y no saber escribir si no, en no saber hablar… eso es el regreso al ‘chimpancé’”.