Solo el paso del tiempo es capaz de borrar los recuerdos más funestos. Pero hay algo contra lo que el tiempo no puede luchar, la historia. Los documentos son el único recuerdo que nos hace borrar hacia momentos que nadie quiere recordar. El Archivo histórico Nacional de Madrid conserva en su sección inquisitorial la memoria de tiempos olvidados. En los legajos, figuran cientos de nombres de personas que aparecen en los autos de fe donde eran condenados por elegía.