Como una terrible cicatriz en medio de la Sierra de Hornachuelos en Córdoba, el monasterio de Los Ángeles fue considerado maldito por los tres incendios que lo destruyeron en sus momentos de mayor esplendor. Varios monjes se lanzaron al vacío en un intento desesperado por salvar sus vidas.
Otras muertes se han cernido en los aledaños del edificio como el fatídico accidente en el que murió el constructor de una cruz tras arrastrarla. Otra mujer falleció bajo las entrañas del monasterio tras hacer penitencia varios años. Un monje también murió al ser lanzado al vacío por una riña de celos y que hizo que se bautizara al lugar como el salto del fraile.
A la sombra de la tragedia, son muchos los curiosos que visitaron el lugar y acabaron siendo testigos de lo insólito. "La ventana dio varios portazos", cuenta Jesús Ángel Camacho, investigador.
Sin embargo, lo que más ha atemorizado a los testigos es el momento en el que los extraños fenómenos han llegado a interactuar con ellos. "Fuimos a abrir una puerta y no había nada aunque parecía que habían aporreado la puerta", dice una investigadora. El equipo de Cuarto Milenio decidió pasar una noche en el monasterio.
Desde la llegada, el equipo es testigo de los sonidos de los hablan los testigos. En algunas grabaciones, se captan los sonidos. El momento de mayor tensión transcurre cuando en una conexión en directo con Milenio 3, los detectores de movimiento saltaron en más de una ocasión.
La luz del amanecer parece calmar la tensión de todo el equipo. Al dejar el monasterio atrás, vuelve a quedar escondido en las faldas de la montaña. Quien sabe si estos corredores no están tan abandonados como parece.