Se trata de un fenómeno propio de nuestro siglo. Cuyas primeras noticias datan de 1997. En ese año se dieron los primeros testimonios de estelas dejadas por aviones que parecían ser distintas a las naturales, más densas, que tardaban más de desaparecer y formaban diseños caprichosos.
Pronto fueron multitud los que empezaron a investigar el fenómeno. Descubriendo que se daba en alturas y condiciones climatológicas que para nada se correspondían con las que serían propias de una estela de condensación normal.
Algunas estaban a cotas demasiado bajas, otras tenían extrañas tonalidades iridiscentes y muchas estaban concentradas en lugares por donde no pasaba ninguna ruta aérea conocida. Hubo casos en lo que se habló de que horas después caían del cielo filamentos o que se producían inexplicables brotes de malestar físico. La conclusión que sacaron es que alguien estaba fumigando el cielo con alguna sustancia química.
A la vista de los precedentes no se trata en absoluto de un temor infundado. En abril de 2002 el Gobierno británico reconoció haber fumigado entre 1940 y 1979 diversas áreas pobladas con agentes químicos, biológicos y radioactivos.
El Gobierno norteamericano hizo lo propio en la década de los setenta desclasificando 239 casos de este tipo de experimentación ilegal. Se trataba por lo general de experimentos de guerra química y bacteriológica. De estudiar los patrones de dispersión de estos agentes tan volátiles, por ejemplo, inoculando premeditadamente una enfermedad relativamente inocua entre la población y luego haciendo estudios epidemiológicos sobre la forma en la que se había extendido.
Pero ¿Es posible que se sigan llevando a cabo estas prácticas? Hay quien cree que se trata de una redición de aquellos antiguos experimentos. Otros, basándose en informes desclasificados de la fuerza aérea estadounidense creen que estaríamos ante experimentos u operaciones destinados a modificar el clima. Experimentos que ya se aplicaron en la guerra de Vietnam.
Es posible que todo este asunto sea una forma moderna de psicosis colectiva como afirman los más escépticos o ¿Se esconde algún secreto tas estas aparentemente inofensivas nubes?.
La polémica está más candente que nunca.