En primer lugar Fukushima sigue siendo noticia. Ha llegado una informe de 36 páginas donde se revela que el edificio del reactor número cuatro se está, literalmente, hundiendo, lo cual amenaza la integridad del edificio. Las consecuencias es que allí se guardan 1500 barras de combustible que liberados a la atmósfera tendrían una consecuencias más grave que la catástrofe de Chernobyl. De producirse, una gran extensión de Japón quedaría inhabitada. Por otro lado, se están quedando sin técnicos porque la mayor parte ya han cumplido su cupo de radioactividad.
Por el otro lado encontramos la ciberguerra de Leon Panetta, antiguo director de la CIA y actual secretario de defensa que ha dado un término nuevo al posible apocalipsis maya para 2012. Ha planteado que de la noche a la mañana el sistema financiero se colapsa. Y el agua y la electricidad tampoco llegan a nuestras casas. A los pocos días, comienzan los pillajes. Hay una auténtica carrera armamentística secreta donde se desarrollan potentes virus. La amenaza es tan real que el 74% de la población norteamericana cree que la amenaza cibernética es mayor que la terrorista.