Pablo Villarubia localiza, cuarenta años después, a uno de los niños que aseguró tener contacto extraterrestre en un barrio humilde de Brasil
Tres niños de una localidad brasileña vieron en 1963 unos extraños seres, cuarenta años después, este es su testimonio
Sagrada familia es el nombre de un barrio periférico de la ciudad de Belo Horizonte al sureste de Brasil. Allí, en el frondoso patio de una casa humilde en la noche del 28 de agosto de 1963 tres niños vivieron una experiencia aterradora frente a lo desconocido.
José Marcos Vidal tenía entonces siete años y estaba en la casa de sus dos amigos y vecinos, los hermanos Fernando y Ronaldo de diez y once años. Los tres se encontraban en el patio cuando vieron dos destellos en el cielo:
“Vimos dos rayas luminosas en el cielo, pensamos que no era nada importante pero pocos minutos después una esfera bajó y quedó suspendida entre nosotros y un árbol, un aguacatero enorme (…) Entre los seres había una mujer, lo percibí por los cabellos largos, ella era diferente, los hombres no tenían pelo, ella sí (…) Era una nave esférica, aparentemente toda de cristal con dos antenas en forma de ‘V’ (…) Los seres vestían un mono y una escafandra de cristal en la cabeza, tenían un solo ojo en medio de la cabeza”.
Casi 40 años después, José Marcos continúa asegurando que uno de esos seres bajó hasta ellos entre dos haces de luz amarilla, flotando lentamente hasta llegara a tocar tierra. La criatura era un tremendo ser de más de dos metros que portaba una escafandra de color marrón y blanco y unas botas de caño alto, además de una especie de mochila.
José cuenta que la criatura se dirigió a él y que uno de sus amigos trató de defenderlo cogiendo un ladrillo con intención de lanzárselo, algo que la criatura evitó paralizándole con unos rayos que salieron de su pecho.