Las claves que demostrarían que Oumuamua era una nave extraterrestre: tecnología llegada de otro planeta
Oumuamua pasó por nuestro sistema solar con una velocidad y una trayectoria que en nada se asemejan a la de los meteoritos o cometas
El extraño objeto aceleró su velocidad y cambió de rumbo evitando la fuerza de la gravedad
Abraham Loeb, astrofísico de Harvard, asegura que se trata de tecnología extraterrestre
Meteoritos, asteroides, cometas… Durante mucho tiempo no se creyó en ellos, científicamente eran un imposible hasta que se empezaron a detectar, a recogerse. Algunos eran casi del tamaño de una persona, otros eran más grandes que un camión o triplicaban las dimensiones de una casa.
Sin embargo, aunque han sido muchos los objetos que han aparecido en el espacio llegando incluso a impactar contra el planeta Tierra, pocos han generado tanta expectación como Oumuamua. Una especie de sonda de origen desconocido para muchos que no se comporta como el resto de objetos estudiados hasta el momento.
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El mismísimo Abraham Loeb, principal astrofísico de Harvard, ha considerado a Oumuamua como un auténtico visitante llegado desde otra civilización. Para Loeb y para muchos otros científicos, Oumuamua no es ni de lejos un simple meteorito:
“Oumuamua fue el primer objeto interestelar que descubrimos cerca de la Tierra y del Sol, en términos coloquiales podríamos decir que fue la primera visita que recibimos en nuestro sistema solar (…) Sin embargo, cuando pasó cerca de la Tierra para alejarse más tarde nos pareció extremadamente raro, no era como un asteroide o cometa, no se asemejaba a nada que hubiésemos visto antes, si no más bien a una nave (…) Era diez veces más largo que ancho (…) No había indicios de que Oumuamua fuese un cometa, sin embargo al alejarse del Sol mostró un empuje adicional a la fuerza de la gravedad, un tipo de impulso artificial, ¿qué fue lo que provocó ese empuje?
Las claves por las que Oumuamua no es un objeto natural
1. Reflejaba la luz del sol de una forma muy particular: no era algo brillante, no tenía luz o rastro de fuego.
2. Sus extrañas dimensiones: un grosor de 0,5 milímetros y 230 metros de largo, casi como la gran pirámide de Egipto, y unos 35 metros de altura. Algo que no está en la naturaleza tal y como nosotros la conocemos.
3. El cambio de trayectoria que experimenta al pasar alrededor del Sol: todos los objetos en el Universo respetan la ley de Newton salvo que haya algo que los modifique como un sistema de propulsión. Oumuamua no siguió la trayectoria previsible, cambió de rumbo.
4. Aceleró: no lo hizo de la forma en la que aceleran los cometas o los meteoritos, fue una aceleración constante, como la que sería si contara con un pequeño motor.
5. Estaba en “sistema de reposo local”: todos los planetas y astros están en movimiento pero lo hacen a distintas velocidades. Oumuamua estaba en un punto estático, como si estuviera clavado, como si se tratase de una boya cósmica.