En la sección ‘Algo’ Iker Jiménez repasa esas historias relacionadas con visitantes de otros planetas que le impactaron a lo largo de su carrera, pero si existe una que le dejó totalmente fascinado cuando apenas tenía diez años fue sin duda esta.
Cuando Iker era solo un niño leyó uno de sus libros de cabecera sobre el fenómeno OVNI un suceso ocurrido en una población francesa: “Recuerdo perfectamente el escalofrío que sentí cuando no tenía ni once años al leer esta historia, la historia de una mujer que vio y sintió algo que jamás pudo explicar”.
Era una mañana de invierno en una localidad del norte de Francia cuando la señorita H.R. salió a la terraza de su apartamento a las seis de la mañana para, como cada día, recoger la ropa tendida: “Al salir al balcón se da cuenta de que su canario, el que la despierta con su canto cada día, está en su jaula completamente petrificado, inmóvil, con los pequeños ojos abiertos y fijos, vivo pero sin ningún movimiento (…) Acto seguido un fogonazo intenso seguido de un ruido chirriante y ensordecedor que le provoca la sensación de que todo tiembla (…) En ese momento ella, despavorida, intenta volver a entrar en su hogar pero no lo consigue, la puerta de la terraza está bloqueada”.
Iker nos relata que, cuando la mujer se gira, ve con total claridad un objeto con forma de lentilla, de platillo, que se ha posado en el descampado que tiene justo enfrente: “Recuerdo que al leer la historia lo que más me aterró fue que esa mujer tuvo que agarrarse a la barandilla de su balcón porque empezó a notar una fuerza brutal que tiraba de ella hacia aquel objeto misterioso”.