Max Spiers, británico de 39 años, murió hace unos meses en Varsovia en extrañas circunstancias. Él aseguraba haber salido con vida del 'proyecto maniquí', un proyecto del ejército de Estados Unidos llevado a cabo en territorio británico, para crear 'superagentes' capaces de resistir mucho más que los soldados habituales y conseguir asesinos implacables. Derivado de proyectos más conocidos como MK-Ultra, se basa en el control mental.