Según el mito, Abraham Lincoln tenía sueños premonitorios, que siempre contaba a su mujer para encontrarles sentido. Una vez tuvo un sueño en el que se miraba en el espejo y en él veía reflejadas dos caras: una triste y una alegre. Su mujer auguró su triunfo y su decadencia.
Su muerte, todo un misterio –murió asesinado de un disparo en un teatro- también se le apareció en un sueño en el que vio su propio velatorio en la Casa Blanca. Preguntó: “¿Quién ha muerto” y alguien le contestó: “El Presidente de los Estados Unidos”. También vio su cuerpo río abajo sobre un río. Y tras su muerte, son numerosos los testimonios de personas que aseguran haber visto su espectro.
“Lyndon Johnson llegó a decir que había visto el espíritu de Lincoln y que había hablado con él. El matrimonio Roosvelt contaba abiertamente a sus amigos e invitados de la Casa Blanca que ellos sentían la presencia de Linconl. Y hay una historia que es la más llamativa de todas, que es la de la reina Guillermina de Holanda, que hace una visita a la Residencia. De repente, el servicio y el personal de seguridad escucharon a la reina gritar estremecida y se desmayó. Un oficial entró en la habitación y vio una sombra, que el interpretó que era Lincoln, poniéndose unas botas", ha recordado Cuarto Milenio.
El esoterismo que envuelva al matrimonio de los Lincoln no tiene límites. Dicen las malas lenguas que, tras su asesinato, su viuda quería ponerse en contacto con su espíritu a toda costa y que, para invocarlo, usó trozos de pelo y del craneo muerto de su marido.