Diez de Abril del año 1975. Un grupo de cuatro amigos practicaba el divertimento de moda de la época: grabar psicofonías. De repente, a todos les cambia la cara cuando, al escuchar las cintas, distinguen perfectamente estas dos palabras: “Javier. Asesino”. Un caso realmente escalofriante que fue investigado por el padre Pilón.