Noche del 4 de diciembre de 1992, cerco de Sarajevo. Desde el telescopio de su fusil un francotirador serbio distingue a tres soldados tomando unas cañas junto a la discoteca ‘Corazones’. La fachada muestra restos de fuego de mortero, han tapiado las ventanas con sacos terreros.
Uno de ellos es un comandante, los otros dos son subordinados de las fuerzas especiales bosnias. Cerca de ellos, dos soldados bosnios con hierros de cirugía incrustados en los huesos de las piernas intentan evadirse también de esa maldita guerra.
La mira telescópica del francotirador serbio enfoca al protagonista de esta historia. Mirza es totalmente ajeno a que desde una torre cercana alguien le tiene en su punto de mira. Él mide casi dos metros de estatura, es pálido y delgado, y apura un cigarrillo.
En ese instante el francotirador lleva su índice al gatillo a punto de disparar. Mirza en ese momento mete la mano en su bolsillo para sacar otro cigarrillo y una pulsera se cae al suelo, se agacha a cogerla y el tiro falla, impacta en un saco de tierra que hay a su lado. Mirza se guarda la pulsera, un rosario que le compró su novia Selma en un lugar llamado Medjugorje.
Al cabo de cinco años, en 1997, Mirza se entera de que aquel día estuvo a punto de morir. El padrino de su primer matrimonio le telefonea y queda con él para contárselo, enrolado en las filas serbias, él era el francotirador. Mirza se convenció entonces de que la mismísima Virgen de Medjugorje le había salvado la vida aquel día, por eso hoy se dedica a dar a conocer su extraño mensaje.
José María Zavala, periodista y escritor, es un apasionado de los lugares santos y sagrados en los que suceden fenómenos inexplicables. Es el caso del santuario de la Virgen de Medjugorje, el lugar que sitúa la historia del soldado Mirza y que se ha convertido durante 40 años en escenario de peregrinación para los creyentes católicos.
Zavala nos ha explicado que desde el principio tuvo reparos a la hora de visitar Medjugorje: “Yo sentía rechazo hacia ese lugar aunque siempre me decía todo el mundo que tenía que ir hasta allí”. Medjugorje es un pueblo situado en Bosnia-Herzegovina donde hace 40 años la Virgen se habría aparecido a un grupo de seis jóvenes.
A lo largo de las décadas, Medjugorje ha sido escenario de supuestos fenómenos inexplicables que algunos califican como milagrosos. Todo empieza el 24 de junio de 1981 cuando la Virgen se aparece a seis videntes y comienzan las apariciones que llegan hasta hoy.
El 29 de junio de ese mismo año, la policía yugoslava recogió a los videntes y los llevó al hospital psiquiátrico de Mostar para someterlos a todo tipo de pruebas diagnósticas con las que analizar lo sucedido. Estas seis personas tenían edades comprendidas entre los diez y los quince años y fueron cruelmente perseguidos en su país al igual que lo fueron los niños de Fátima.
Lo que Zavala vivió cuando fue junto a su familia hasta Medjugorje es algo que aún hoy no consigue explicar, una suma de casualidades o causalidades que siguen manteniéndole intrigado y que le han llevado a escribir un libro sobre este extraño y mágico lugar.