Los alumbrados son una especie de secta dentro de la Iglesia Católica que desarrollan su actividad entre los siglos XVI y XVII y que se extiende por toda la zona de Castilla y que disfruta de gran seguimiento hasta que interviene la Inquisición española.
Esta secta se reunía en enclaves ocultos, llevaban a cabo sus rituales y recibían lo que ellos llamaban “la visita”, ya que aseguraban que se les aparecía el espíritu santo: “Ellos recibían al espíritu santo con fervor y, según cuentan los testimonios escritos de la época, recibían de él predicciones futuras y secretos ocultos”.
Los miembros de la secta se revolcaban en sábanas blancas, se flagelaban, se azotaban unos a otros y entraban en una especie de trance en el que podían ver el pasado, el presente oculto e incluso el futuro: “Tienen un fanatismo católico en el que sí acuden a las misas pero reniegan de la labor de los hombres en la religión, su relación es directamente con el creador”.
En esta secta jugarían un papel fundamental las niñas, y concretamente una llamada Felisa de Sande: “El movimiento estaban compuesto por mujeres, homosexuales y niñas (…) La niña Felisa de Sande caía en sucesivos estados de éxtasis en los que aseguraba recibir la visita de la virgen, llegando incluso a ser paseada en procesión por el pueblo acompañada de mujeres que la rodeaban”.