Se encuentra con lo que parece ser el espectro de un niño y huye despavorida: “Vi por el retrovisor que no tenía rostro”

Hasta ‘Cuarto milenio’ ha llegado un testimonio realmente aterrador. Un testimonio de una mujer que no ha querido desvelar su identidad pero que nos ha relatado con todo lujo de detalles lo que vivió una noche que no podrá olvidar.

La mujer viajaba por una solitaria carretera cuando divisó gracias a las luces de su vehículo lo que parecía ser un niño de no más de diez u once años vestido con harapos y que caminaba por el arcén cabizbajo con paso lento. Estas son sus palabras:

“Yo salía hacia mi trabajo por la carretera que une Badajoz con Solana de los barros (…) Era finales del mes de octubre, aún no se había hecho el cambio horario, era de noche y en la carretera solo estaba yo con mi coche (…) De repente el faro derecho de mi coche ilumina en el arcén la pierna de un niño, la pierna estaba desnuda, sin vello y el niño no tendría más de diez u once años (…) Iba descalzo y vestido con una especia de camisola sin mangas por la mitad del muslo y de color claro pero sucia y desgastada (…) Me asusté porque pensé que podía ser alguien que había tenido un accidente y que necesitaba ayuda, pero aquello no interaccionó conmigo de ninguna manera cuando pasé a su lado (…) Vi entonces por el espejo retrovisor que no tenía rostro, que era algo oscuro (…) Por la vestimenta parecía como los niños romanos esclavos que solemos ver en las películas (…) No paré el coche, aceleré y aquello lo dejé atrás”.

‘Cuarto milenio’ ha contado con la colaboración de dos grandes del misterio como son Javier Pérez Campos y Santiago Posteguillo. Los expertos nos han hablado de las extrañas apariciones de antiguos romanos que varias personas han asegurado ver en las solitarias carreteras extremeñas.

Tal y como Pérez Campos nos ha asegurado, el lugar donde esta mujer vio ese perturbador espectro no es otro que una zona en la que hubo un asentamiento romano, una población en la que de seguro existieron niños esclavos, algo muy común en el antiguo imperio romano.

Santiago Posteguillo ha explicado en ‘Cuarto milenio’ que estas apariciones son, dentro del mundo del misterio, siempre fueron constantes: “Las apariciones de fantasmas en el mundo romano es algo que ya recogían ellos en libros de la época, algo que no se tomaban con temor, si no como señales de personas que tenían algo que decir, como que no habían sido enterrados de la forma que debía, pidiendo ayuda”.