No apto para estómagos sensibles: las mayores atrocidades tras el tráfico de animales
La bilis de los osos, las escamas de los pangolines… analizamos las auténticas barbaridades que se llevan a cabo con distintas especies por prácticas de la medicina oriental tradicional
Vuelve a ver los mejores momentos del último programa de ‘Cuarto milenio’
Una semana más, nuestro experto naturalista Ález N. Lachhein, trae hasta la nave del misterio una sección para que la que ha lanzado una aviso a navegantes: lo que estamos a punto de ver no es apto para estómagos sensibles.
Tal y como nos ha asegurado Lachhein, el tráfico de animales es la cuarta industria más importante dentro del mercado negro por detrás de las armas, la trata de blancas y las drogas.
Cada vez se ha hecho más común la adquisición de criaturas exóticas, muchas de ellas en peligro de extinción, o la idea de que gracias a algunas partes de sus órganos los seres humanos pueden curarse de enfermedades.
El pangolín, relacionado con el mundo de la hechicería, ha sido durante años objetivo de los cazadores furtivos hasta que hace unos meses se convirtió en la diana de los investigadores al relacionársele con el inicio de la pandemia del coronavirus en China. Sus escamas, muy deseadas para la medicina tradicional oriental, son extraídas metiendo al animal vivo en agua hirviendo. Se trata además de una especia que solo tiene una cría al año, algo que sumado a su descomunal caza furtiva pone al pangolín en una situación extrema.
Por otro lado, analizamos el caso del oso tibetano y el oso malayo, concretamente en su vesícula biliar. En la medicina tradicional china se cree que la bilis de estos osos posee propiedades terapéuticas y como tónico alimenticio. Se llega incluso a decir que cura el cáncer, entre muchas otras locuras.
El dolor que sufren estos osos por la herida abierta para extraer su billis es tan brutal que los cazadores les colocan chalecos metálicos para no puedan suicidarse dándose golpes en el abdomen. Así pasan hasta 30 años de sus trágicas vidas, con un agujero en sus abdómenes por donde, a través de una cánulas, les hacen extracciones de bilis a diario.