Los espeluznantes humanoides de Castronuño: “Los perros comenzaron a dar unos alaridos desgarradores”

Hacía 30 años que César Gómez Cea, ganadero y pastor, no volvía al lugar, una arboleda de Castronuño, en Valladolid. Una noche, en medio del campo, César vio algo perturbador: “Tres hombres que medían de 2.80 para arriba, vestidos de marrón, con unos dedos enormes y largos. Vinieron hacia mí y me hicieron preguntas, me contaron secretos que no puedo decir pero que eran ciertos todos. Me desvanecí y no los vi más”. A los pocos días, Luis, el encargado de la finca donde trabajaba César, vivió algo extraño: “Los perros comenzaron a dar alaridos tremendos, desgarradores, que te ponían los pelos de punta. Fue justo en la zona donde César había tenido aquella visión, la visión de los ‘hombres-chopo”.