En el siglo XIX, el médico francés Jean Martin Charcot comparó la actitud de diversos dementes con las de presuntos endemoniados. Estos pacientes sufrían unas alteraciones corporales muy llamativas: un giro de 90 grados o movimientos muy bruscos continuamente. Este comportamiento se manifiesta por escupir o blasfemar, como hemos visto en la película de ‘El exorcista’.