El día en que todo cambió. 20 años han pasado desde aquel fatídico 11 de septiembre en el que Estados Unidos sufrió uno de los mayores ataques de su historia, un ataque acabó con la vida de miles de personas de distintas nacionalidades y que aún hoy estremece a los que lo recuerdan: “Todos sabemos lo que estábamos haciendo en ese momento, en el momento en el que los aviones impactaban en las torres gemelas del World Trade Center”.
‘Cuarto milenio’ ha contado con el testimonio del doctor Cabrera, el médico forense colaborador en muchos de los programas de Mediaset, y quien vivió en primera personas los atentados del 11-S en Nueva York: “Era nuestro último día allí, estaba con mi familia visitando por primera vez Nueva York cuando mi hermano me llamó para contarme lo que estaba viendo por televisión”.
En aquel primer momento, el doctor Cabrera pensó que se trataba de un accidente: “Pensé que mala suerte, un avión ha chocado contra una de las torres, cuando ocurrió el segundo impacto me di cuenta al instante de que era un ataque terrorista”.
Cabrera ha explicado que la sensación por las calles de Manhattan era de estupor: “No había gritos, no había carreras, la gente no podía creer lo que estaba pasando”. El doctor asegura que en aquel momento le dijo a su mujer una frase que aún recuerda: “Pilar acostúmbrate a vivir aquí porque no vamos a poder salir, esto va a provocar el inicio de la tercera guerra mundial”.
“Los cuerpos de las personas se volatilizaron, se encontraban restos de huesos diminutos semanas después por las calles de Manhattan”
Como analista de la mente humana, el doctor Cabrera recuerda la falta de emociones que tenían las personas que deambulaban por las calles en aquel momento: “La mitad de aquellas personas eran extranjeras, lo pasaron peor porque el instinto les hizo ver que aquello lo habían hecho los extranjeros, ¿les traería aquello problemas?”.
Cabrera cuenta con detalles escalofriantes que lo que ocurrió allí, desde el punto de vista forense, es algo difícil de encontrarse: “Cientos de personas, entre ellos muchos bomberos enviados a la muerte, se volatilizaron, se fundieron los cuerpos en aquella bola de fuego, cuando se empezó a desescombrar las calles se encontraron cientos de huesos diminutos entre la arena, es algo que solo se había visto en los hornos crematorios de la segunda guerra mundial”.