Aún no sabemos cómo, pero consiguieron entablar contacto con las hermanas, tres mujeres gallegas que lograron ponerles a salvo. Las hermanas Touza regentaban una cantina y, a través de trampillas secretas y escondites subterráneos, lograron dar cobijo a los huidos y facilitarles el paso por la frontera. Las mujeres apenas contaban con ayuda, salvo un par de personas que, al igual que ellas, corrían riesgo para poner a salvo a los perseguidos por los nazis.
Julio Touza descubrió la historia de su abuela Lola y sus dos hermanas tiempo después de la muerte de las mujeres. Cuando un escritor habló de las proezas de las mujeres en un libro, Julio fue consciente de la gran labor que sus parientes habían protagonizado. Tal y como nos ha explicado, Julia, Amparo y Lola se llevaron a la tumba su secreto, y pactaron con las pocas personas que les ayudaron un silencio sepulcral.
La última persona conocedora de la gran historia de estas mujeres debía contarla antes de morir, y así fue. Julio Touza nos ha explicado que hasta el mismísimo Steven Spielberg se ha interesado por la historia de estas heroínas y ha intentado comprar los derechos: "No era el momento de hacer una película sobre esta historia, pero Spielberg sabía incluso los actores que la protagonizarían".