El escalofriante parricidio de Córdoba: mata a su padre con una estaca y le corta los talones para que no pueda huir
En 1987 uno de los integrantes del grupo musical Trébol mata a su padre porque cree que es la reencarnación del diablo
Álvaro Rafael Bustos mata a su padre y se va a ver la cabalgata de reyes con el cadáver de su padre en el maletero
'Los archivos del pirata' analiza los parricidios ocurridos en el mundo de la música
Esta semana en ‘Los archivos del pirata’ nuestro experto en leyendas de la música, Juan Pablo Ordúñez, nos trae la escalofriante historia de Álvaro Rafael Bustos, uno de los integrantes del grupo español Trébol.
Tras un breve triunfo de dos o tres años de su grupo musical, Álvaro decide volver a Córdoba, su ciudad natal, para instalarse junto a su padre en la casa familiar, en el número 14 de la calle San Eulogio. Lejos de seguir dedicándose a la música al igual que padre, profesor de conservatorio, Álvaro empieza a estudiar libros de satanismo, comienza a hacerse un experto en artes oscuras, en temas esotéricos.
Una noche de enero, Álvaro “se da cuenta” de que su padre encarna al mismísimo diablo y decide acabar con su vida. Descuelga una barra de cortina de su habitación y afila la punta convirtiéndola en una estaca. Decidido en perpetrar el crimen, Álvaro se dirige a la habitación de su padre encontrándole ya acostado. Una vez dentro, empieza a girar los espejos de la habitación: “Lo hizo para que el diablo no pudiera colarse por ellos y regresar”.
Tras esto le realiza un breve juicio a su atónito padre y le sentencia a muerte por ser el diablo encarnado. Sin pensarlo dos veces Álvaro Rafael clava la estaca casera a su padre en el corazón. Tras acabar con su vida decide cortarle los talones para que si consigue resucitar no logre huir.
Después, Álvaro corta el cadáver de su padre en trozos y lo mete en el maletero del coche: “Lo quería enterrar en la sierra pero no lo logra porque se encuentra con varios testigos, por ello se pone a deambular por las calles de Córdoba con el cuerpo de su padre en el maletero y se va a ver la cabalgata de reyes de la ciudad (…) Tras ver la celebración se entrega a la policía”. En la actualidad, y tras pasar varios años en la cárcel y en un centro psiquiátrico, Álvaro se encuentra en libertad.