Dentro del mundo de los crímenes los hay especialmente perturbadores, crímenes que suponen un 1% de los que se cometen en nuestro país, son esos que se cierran sin ni una sola pista que arroje luz o un pequeño hilo del que tirar.
En este último programa de ‘Cuarto milenio’ recordamos el caso del crimen de la profesora, una mujer que fue hallada muerta en extrañas circunstancias en un punto concreto de Santander y de cuya muerte no se ha descubierto ni un solo dato.
La muerte de Natividad Garayo el siete de julio de 2002 es sin duda el mayor enigma criminal al que se ha tenido que enfrentar la policía de Santander. Salió una noche, después de una boda, del real club de tenis de la ciudad y caminó apenas unos metros hasta encontrar la muerte. Todos los caminos de la investigación conducen a un callejón sin salida.
La policía nacional recibió aquella noche una llamada en la que un señor les informaba del hallazgo del cadáver de una mujer en medio de un gran charco de sangre en una conocida calle de Santander. Inmediatamente una patrulla del cuerpo se personó en el lugar de los hechos y al llegar comprobaron que efectivamente yacía en posición fetal y con múltiples heridas de arma blanca.
Natividad tenía 44 años cuando alguien acabó con su vida, además de tres hijos, estar casada con un abogado del Estado y ser profesora de lengua y literatura. Una mujer a la que todo su entorno describe como afable y cariñosa. Natividad era de Madrid pero acudió a Santander invitada a una boda, pero algo ocurrió cuando ella salió del lugar del banquete: “A las dos de la mañana Natividad pidió a su hermano 20 euros para coger un taxi hasta el lugar donde se hospedaba, pero no llegó a coger ningún taxi, comenzó a andar hacia la calle en la que encontró la muerte”.
Cero pistas, cero indicios, cero hilos desde los que tirar, pero una sola posible hipótesis: que la muerte de Natividad formara parte de un juego de rol.