El crimen de la familia Alexander que sigue atemorizando a Iker Jiménez: "Tengo pesadillas con este caso"
Un padre y un hijo, en los años setenta en Tenerife, acabaron con la vida de la madre y dos de las hijas de la familia "porque estaban poseídas por el maligno"
Se trata de uno de los crímenes más espeluznantes que recordamos. El 16 de diciembre de 1970 el horror se desata en una vivienda de la calle Jesús Nazareno de Santa Cruz de Tenerife. Frank Alexander le dice a su padre, Harald, que el mal ha entrado en su madre, que ha llegado el momento para el que se han estado preparando.
Padre e hijo comienzan a golpearla sin piedad con dos perchas retorcidas hasta dejarla inconsciente. A continuación, los dos hombres se arman con objetos contundentes y se dirigen a la habitación de al lado donde descansan Marina de 18 años, y Petra de 15. Frank "confirma" que sus hermanas también están poseídas por el diablo, no les queda "más remedio que liberarlas".
Tras los golpes brutales, el extraño ritual continúa mutilando los cuerpos, Frank dice que "tiene que cortarles el nervio de la vida" para eliminar por completo al maligno y no se detienen hasta que les sacan el corazón. Cuando terminan, se duchan y se van.
Una escena dantesca: objetos religiosos entre cuerpos desmembrados
El 18 de diciembre se entregan a la policía y relatan lo sucedido con toda tranquilidad, satisfechos, como si hubiesen evitado una tragedia. Su testimonio es aterrador. Los agentes de policía se enfrentan a una escena del crimen nunca vista, plagada de extraños símbolos religiosos y cuerpos desmembrados. Han exterminado a todas las mujeres de la familia menos a una, la hermana gemela de Petra que se encontraba fuera de casa trabajando.
El suceso crea tal conmoción en la sociedad, que la justicia opta por cerrar el caso rápidamente para que todo aquello se olvide. Harald y Frank Alexander son considerados "no responsables" y enviados a un centro psiquiátrico. Se levanta un muro de silencio que impide llegar a la verdad, hasta hoy.