"Recuerdo perfectamente una charla en Zaragoza hace 22 años. En la cena de después con los rectores de la universidad alguien habló con suma gravedad de la fragilidad del oficio del periodista. Hablaba de la criba de los 40 años, de examinar a las personas del oficio a esa edad, y que en general a todos les iba muy mal, en especial económicamente. A mí aquel comentario no me hizo ninguna gracia…"